Mil libros que leer antes de morir, capítulo 40. La caída de la casa de Usher.

 Mil libros que leer antes de morir.

Capítulo XL, “La Caída de la Casa de Usher”.

“I looked upon the scene… with an utter depression of soul which I can compare to no earthly sensation more properly than to the after-dream of the reveller upon opium.”

La Caída de la Casa de Usher, Edgar Allan Poe

¿Quién no ha tenido la incómoda y supersticiosa sensación de incertidumbre y miedo al estar frente a un lugar antiguo, repleto de historia? Ni siquiera los más racionales pueden asegurar estar libres de ese breve pero constante sentimiento, que parece regresarnos a un estado primitivo, cual si se tratara de una regresión forzada.

Sí, esta obra del titán literario de Baltimore, Edgar Allan Poe, captura de manera sublime ese sentimiento. Y si a ello le agregáramos el leerla a solas, en una casona antigua o en un ambiente señorial por el que los siglos han visto pasar acontecimientos de todo tipo tras las paredes, ¡pues menudo viaje! Es como el maridaje perfecto entre un buen vino o una tasa de rico café con un bocadillo o un postre que le acompañe para darle el balance perfecto.

Podría sonar pretencioso con todo lo anterior, pero quien haya leído esta joyita, no me dejará mentir al respecto. Ahí es donde subyace la genialidad de Poe, pues atrapa de manera magistral esa sensación primigenia que embota los sentidos, como incluso lo menciona (parafraseado aquí, claro) en una de sus líneas. Y cualquiera pensaría que, habiendo encontrado la raíz de ese miedo, el mismo sería llevadero, ¡pero no es así, sino todo lo contrario!

Sin embargo, la primera vez que su servidor tuvo contacto con esta maravilla fue… ¡Otra vez en la preparatoria! En año en que cursaba el sexto semestre, poco después de presenciar la adaptación de “El Corazón Delator” que hiciera el grupo de teatro de mi entonces colegio, con la magistral interpretación de mi entonces amigo, misma que no careció como antes mencionara de polémica, lo cual no desmerita la calidad de su trabajo actoral.

Breve paréntesis: ni me pregunten de la reciente adaptación en serie en Netflix, pues no la he visto. Y de hacerlo, siempre recomiendo primero acudir a la fuente original. A ese respecto, no puede alguien opinar sobre lo que no conoce. Cierro paréntesis.

En ese entonces, a los compañeros nos habían acomodado en los grupos de inglés de acuerdo con nuestro nivel de dominio de la lengua de Shakespeare; naturalmente a su servidor lo colocaron, junto con compañeros de primero y tercer semestre, en el nivel avanzado. Y vaya que la clase me resultaba interesante, pues en el primer semestre de avanzado vimos literatura británica y en el siguiente semestre, literatura americana.

Fue precisamente en ese semestre que leímos una versión condensada de esta maravilla; corría el año de 1997 y yo cursaba el último semestre de la prepa, y dichas versiones nos eran proporcionadas en copias escaneadas, novedad para nosotros en aquel entonces. El internet apenas empezaba a darse a conocer; lamentablemente esas copias, al mudarnos mi familia y yo, se perdieron en el traslado.

Hay que darle el crédito por su compromiso a mi profesor de aquel entonces, cuyo nombre lamentablemente no recuerdo… Pero, como en todo México, no puede uno pasar de largo nada más entre la bandita sin tener otro nombre por el que se le conoce a uno. Todos lo tenemos, ¡aun sin saberlo! Y mi maestro de inglés en nivel avanzado no era la excepción: lo conocíamos como “El Vaquero”, dada su propensión a calzar botas, con su impecable traje, requisito este último para todos los docentes. Este señor puso de moda el uso continuo de botas con traje y corbata A. F. Antes de Fox…

¡Gracias a Dios que ese no es requisito en mi institución!

Pero bueno, esa lectura, ese fascinante trabajo en clase, y lo digo sin sarcasmo, pues soy un ñoño de tiempo completo, fue mi primer contacto con un relato en su idioma original. Fue como cuando te enseñan a nadar a la mala: empujándote hacia el interior de la alberca.

El tiempo pasó, los años corrieron, y finalmente me vi a mi mismo del otro lado del espejo (chiste ñoño): como colega de mi otrora profesor. Y como amante de los idiomas, del inglés en este caso, tuve la fortuna de recientemente leer este maravilloso y espectral relato, en el que están incluidos nuevamente estos dos protagonistas de las historias de horror y misterio contadas por Poe: la muerte y la culpa.

Sólo digamos que la visita de un anónimo protagonista a la vetusta mansión de su amigo, Roderick Usher, resulta ser más inquietante de lo que sugería la primera vista de la finca en que habitaba el excéntrico (por decir lo menos) amigo de nuestro protagonista. Pero no son los únicos protagónicos VIVOS que habitan el lugar.

De entrada, la descripción del sitio llena la imaginación de las más vívidas imágenes, como si se hallara uno en un sueño lúcido, del que no puedes escapar o distinguir lo real de lo imaginario. La misma finca es un protagonista por cuenta propia.

Asimismo, el recuerdo de la hermana de Roderick, Usher, no le deja en paz… Por razones que, involuntariamente para el protagonista anónimo, para entender mejor, dejo a los lectores descubrir por su cuenta. Créanme, la revelación casi al final del relato es devastador.

Y como todo en esta vida, tal como lo plasma en su obra Poe, los lugares, como las personas, tienen un ciclo, uno que tienen que cumplir y que los conduce irremediablemente a un final. Más, ¿y si los sitios mismos poseen conciencia de lo que pasa dentro de sus paredes? ¿Y si esa misma culpa les embarga? ¿Acaso no terminarán consumidos por la misma, semilla de su propio hechizo, de su propia maldición? Personalmente creo que sí pues, ¿cuánta carga puede soportar un sitio así?

Quizá en eso se parecen los lugares a las personas y como éstas, tienen su propia personalidad y deben cumplir su propio ciclo, literalmente hasta el final. Pero cada final implica un nuevo principio también.

Dejo ello a consideración de cada uno.

Tonatiuh

Santiago de Querétaro, Qro. México. Miércoles 6 de noviembre de 2024.

Bibliografía:

Edgar Allan Poe. The Collected Works of Edgar Allan Poe. © Wordsworth Editions Limited 2009.

Comentarios

Entradas populares