Mil libros que leer antes de morir. Capítulo XIX: República.
Pocos libros y autores han tenido el peso e influencia en la Historia humana y particularmente en la Historia de la civilización occidental, como "República", de Platón.
Y no es para menos, pues muchos de los aspectos que ahora (¡y desde hace siglos!) tomamos como derroteros en nuestra vida cotidiana, ora sea en cuanto a gobierno, al concepto del bien, de la ética, de lo bello y de lo justo, se los debemos a los antiguos griegos, quiéralo o no aceptar quien sea. Recuerdo una cita de mi padre (Q.E.P.D), quien siendo gran admirador (¡y a la vez detractor, jejeje!) de la fascinante cultura helénica, solía decir que, "los romanos tal vez hayan conquistado a los griegos militarmente, pero éstos conquistaron a los romanos culturalmente".
Si bien ésta es la opinión de un servidor, en base a lo poquísimo que he leído e investigado, así como visto con mi latosa e inquieta naturaleza geminiana, la filosofía, ese amor a la sabiduría (el philósofos, como se menciona en el Libro V) en lo más sublime de la cultura occidental, comienza propiamente con el aristócrata ateniense de las anchas espaldas (platús, "ancho", "esparcido", "diseminado"); su verdadero nombre era Aristocles, en honor a su abuelo paterno. Por supuesto, no hay que olvidar al nacimiento de la filosofía en Occidente a manera de introspección, de reflexión no sólo interna, pero también externa, de los fenómenos que nos rodean, con los presocráticos, de los que mencionaré muy brevemente, pues desconozco gran parte.
Voy a abrir aquí un pequeño paréntesis.

Otro detalle interesante ocurre con Platón: los mitos son "destruidos". Se comienza a ver al mundo, a diseccionarlo, a entenderlo tal cual es, prescindiendo de los dioses, de las explicaciones paranormales, de la literatura religiosa existente aún en los presocráticos. Es una primera forma de "estado laico", por así decirlo. Así, surgen los diálogos. Pasamos del mito al lógos, el conocimiento.
Algunos académicos se han atrevido a suponer e incluso a asegurar que su gran maestro, Sócrates, ¡fue una invención platónica, que éste nunca existió! En otras palabras, que se trataba de una idealización. Tampoco es intención de la presente reseña determinar si existió o no el polémico y fascinante protagonista ágrafo de la gran mayoría de los escritos que dejó tras de sí el ateniense, pues aquí, en esta reseña, el protagonista principal es el fabuloso tratado de República, compuesto de diez libros. Probablemente fuese escrito entre el 385 y 370 a.C., posteriormente a la fundación de la afamada Academia.
¿Y de qué habla Platón en República?
Pues comienza la aventura del conocimiento de ésta fascinante "biblia", remitiéndome al origen etimológico de la palabra, puesto que es una colección de diez tomos. Aquí vamos.
De entrada, Sócrates, por boca y pluma de Platón habla de la Justicia, como una cualidad a impartirse por igual entre amigos y enemigos:
"...lo justo es devolver a cada uno lo que corresponde... ¿es propio del hombre justo perjudicar a algún hombre?"
República, Libro I
La justicia como excelencia en el hombre es la premisa principal aquí.
Hace asimismo, la distinción entre distintos tipos de gobierno, entre los que destaca los tiránicos, los democráticos y los aristocráticos; ¿cuál elige Platón como el tipo de gobierno ideal? La respuesta, que compartiré más adelante, a más de uno sorprenderá.
En su República, ¿qué cualidades considera Platón que debe tener el gobernante, los guardianes de la Metrópoli? Hélas aquí:
¡Cuán diferente es éste concepto tan ideal de gobernante al que, más aún teniendo en cuenta la situación actual de nuestro atribulado país, vivimos hoy en día, en el que los servidores públicos se sirven del público cuyas necesidades debieran atender, y por cuyos intereses debieran velar!
¿Qué otras características distintivas debiera tener el guardián del Estado? ¿Cómo debe educársele?
Hace asimismo, la distinción entre distintos tipos de gobierno, entre los que destaca los tiránicos, los democráticos y los aristocráticos; ¿cuál elige Platón como el tipo de gobierno ideal? La respuesta, que compartiré más adelante, a más de uno sorprenderá.
En su República, ¿qué cualidades considera Platón que debe tener el gobernante, los guardianes de la Metrópoli? Hélas aquí:
"...ningún arte ni gobierno organiza lo que le beneficia a sí mismo, sino que, como decíamos antes, organiza y dispone lo que beneficia al gobernado: atiende a lo que conviene a aquel que es el más débil, no al que es el más fuerte.
"¿Acaso no sabes que el amor a los honores o a la plata es considerado reprobable, y que lo es realmente?
"Por tales motivos, los hombres de bien no están dispuestos a gobernar con miras a las riquezas ni a los honores".
República, Libro I
¡Cuán diferente es éste concepto tan ideal de gobernante al que, más aún teniendo en cuenta la situación actual de nuestro atribulado país, vivimos hoy en día, en el que los servidores públicos se sirven del público cuyas necesidades debieran atender, y por cuyos intereses debieran velar!
¿Qué otras características distintivas debiera tener el guardián del Estado? ¿Cómo debe educársele?
"Filósofo, fogoso, rápido y fuerte, por consiguiente, ha de ser, por naturaleza, el que pueda llegar a ser el guardián señorial de nuestro Estado".
República, Libro II
Mmmmh... Bastante alejado de la realidad actual, ¿no es así? En cuanto a nuestros "guardianes señoriales" se refiere.
República no está exento de disertaciones teológicas; menciona que lo bueno no es causa de todas las cosas y "dado que Dios es bueno, no podría ser causa de todo, como dice la mayoría de la gente (República, Libro II)".
Habla también Platón sobre los jueces y las características que estos deben poseer:
Ah, y por cierto que Platón ya mostraba desde República atisbos de... ¡La lucha de clases sociales!
Platón apuesta, siglos antes de los grandes pedagogos y reformas educativas, por la educación y los beneficios inherentes a la misma, "pues si los hombres están educados bien, llegan a ser mesurados y a percibir fácilmente todas estas cosas y otras más (República, Libro IV)..."
De igual forma, en el cuarto libro de República Platón trata a la injusticia, la inmoderación, la cobardía y la ignorancia como los males del alma. Por curioso que parezca, dado que la mayoría de las culturas antiguas (incluyendo a la tolerante y civilizada Grecia) relegaban a la mujer a papeles secundarios, ¡Platón aboga por una equidad de género!
También en el quinto libro, Platón habla de los "reyes filósofos" como los gobernantes ideales, pero no mal entendidos como ocurre en el común del pensamiento actual, sino como líderes que conozcan a fondo la problemática de sus gobernados, "a unos corresponde por naturaleza aplicarse a la filosofía y al gobierno del Estado, en tanto a los demás dejar incólume la filosofía y obedecer al que manda". El leit-motif: un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar. ¡Abismal diferencia entre el común pensamiento de la mayoría que tiende a creer que filosofar es sólo divagar a lo tarugo, pensar como reza el viejo y mexicano adagio, "en la inmortalidad del cangrejo"!
Llegamos con el "coco" de los auténticos filósofos, es decir, no los que parecen serlo, como menciona en ocasiones varias Platón: los sofistas. La pugna entre estos últimos y los filósofos es que, los sofistas cobran por sus servicios, labor que resulta innoble a ojos platónicos, ya que por ese sólo echo corrompen las enseñanzas adaptándolas a lo que se ajuste a pedido de quienes buscan su "sabiduría"; en otras palabras, al cliente lo que pida.
Habla también Platón sobre los jueces y las características que estos deben poseer:
"Por ello el buen juez no debe ser joven sino anciano: alguien que haya aprendido después de mucho tiempo cómo es la injusticia, no por haberla percibido como residente en su propia alma, sino como algo ajeno que ha estudiado en almas ajenas durante largo tiempo, un mal cuya naturaleza ha logrado discriminar por medio de la ciencia, sin tener que recurrir a la experiencia propia."
República, Libro III
Ah, y por cierto que Platón ya mostraba desde República atisbos de... ¡La lucha de clases sociales!
"Son dos como mínimo, con una enemistad mutua: el Estado de los pobres y el de los ricos...
"El Estado íntegro crece como uno solo y no múltiple."
República, Libro IV
Platón apuesta, siglos antes de los grandes pedagogos y reformas educativas, por la educación y los beneficios inherentes a la misma, "pues si los hombres están educados bien, llegan a ser mesurados y a percibir fácilmente todas estas cosas y otras más (República, Libro IV)..."
De igual forma, en el cuarto libro de República Platón trata a la injusticia, la inmoderación, la cobardía y la ignorancia como los males del alma. Por curioso que parezca, dado que la mayoría de las culturas antiguas (incluyendo a la tolerante y civilizada Grecia) relegaban a la mujer a papeles secundarios, ¡Platón aboga por una equidad de género!
"Si hemos de emplear a las mujeres en las mismas tareas que a los hombres, debe enseñárseles las mismas cosas".
República, Libro V
También en el quinto libro, Platón habla de los "reyes filósofos" como los gobernantes ideales, pero no mal entendidos como ocurre en el común del pensamiento actual, sino como líderes que conozcan a fondo la problemática de sus gobernados, "a unos corresponde por naturaleza aplicarse a la filosofía y al gobierno del Estado, en tanto a los demás dejar incólume la filosofía y obedecer al que manda". El leit-motif: un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar. ¡Abismal diferencia entre el común pensamiento de la mayoría que tiende a creer que filosofar es sólo divagar a lo tarugo, pensar como reza el viejo y mexicano adagio, "en la inmortalidad del cangrejo"!
Llegamos con el "coco" de los auténticos filósofos, es decir, no los que parecen serlo, como menciona en ocasiones varias Platón: los sofistas. La pugna entre estos últimos y los filósofos es que, los sofistas cobran por sus servicios, labor que resulta innoble a ojos platónicos, ya que por ese sólo echo corrompen las enseñanzas adaptándolas a lo que se ajuste a pedido de quienes buscan su "sabiduría"; en otras palabras, al cliente lo que pida.
"Cada uno de los que por un salario educan privadamente, a los cuales aquéllos llaman 'sofistas' y tienen por sus competidores, no enseñan otra cosa que las convicciones que la multitud se forja cuando se congrega, y a lo cual los sofistas denominan 'sabiduría' ".
República, Libro VI
La cúspide de República es, en opinión de su servidor, el famoso "Mito de la Caverna", tratado en el Libro VII. Es la cereza del pastel, por así decirlo. El símbolo por excelencia de la Humanidad, en búsqueda constante de la verdad; todos somos como esos prisioneros, encadenados y condenados a mirar sólo delante de ellos, pues los grilletes y cadenas les impiden girar la cabeza. Hay un fuego que brilla detrás de ellos, proyectando las sombras de figuras echas de diversos materiales.
Sombras, nada más.
No ven más que una interpretación de la verdad, a la que aún no tienen acceso por su condición de esclavos, de prisioneros; ni siquiera los sonidos que se proyectan detrás de ellos, pues sólo alcanzan a percibir el eco de los mismos.
Más, ¿qué ocurre cuando uno o todos ellos, por la razón que fuere, son liberados de ese cautiverio?
"Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz y, al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes... ¿No piensas que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora?"
El mismo Platón, en su magistral representación de la caverna como del viaje hacia la verdad sugiere que la misma debe revelarse paulatinamente, pues como todo proceso de curación, entendiéndose en este caso como el mal las tinieblas de la ignorancia y el remedio, la filosofía, es bien sabido que los remedios no siempre son dulces; a menudo resultan amargos, dolorosos. Pero al final, son necesarios y liberadores, si bien el mismo Platón como muchos otros maestros anteriores y posteriores a él reconocen que no todos pueden llegar a alcanzar ese Supremo Bien.
A manera de conclusión, es bastante obvia la influencia del ateniense en varias esferas de la vida occidental, que van desde la filosofía, pasando por la política e incluso la teología, ¡siglos antes de un Santo Tomás, un Maquiavelo, un Kant o un Karl Marx, independientemente de la semejanza o disparidad de pensamientos y enfoques! Su influencia en todos estos grandes pensadores y muchos más que no he mencionado, es no sólo innegable, sino abrumadora.
¡Gracias, Platón, por ese legado tan enormemente maravilloso!

Platón: República, Libro VI
Tonatiuh
Bibliografía:
- Platón. Tomo I. Apología de Sócrates, Critón, Eutifrón, Ion, Lisis, Cármides, Hipias Menor, Hipias Mayor, Laques, Protágoras, Gorgias, Menéxeno, Eutidemo, Menón, Crátilo, Fedón, Banquete, Fedro. Prólogo: Carlos García Gual. Estudio introductorio: Antonio Alegre Gorri. Copyright de esta edición: RBA Coleccionables, S.A., 2010. Editorial Gredos.
- Platón. Tomo II. República, Parménides, Teeteto. Copyright de esta edición: RBA Coleccionables, S.A., 2014. Editorial Gredos.
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