1,000 libros que leer antes de morir. Capítulo VIII: México Mutilado, de Francisco Martín Moreno.

A muchos otros correligionarios lectores les habrá ocurrido en el pasado que se topan con libros, con autores, que nos marcan de por vida. Autores que, con su prosa trepidante, que va aumentando cual crescendo en una sinfonía, te atrapan en la primera página. Tal es el caso de uno que, a título personal, se convirtió en mi primer literato favorito; su nombre, Francisco Martín Moreno. El libro en cuestión: México Mutilado.

Tema que se antoja harto difícil a tratar, pues la relación bilateral entre ambas naciones México y los Estados Unidos siempre ha sido complicada, un verdadero tira y afloja, un vaivén entre el amor y el odio. Más aún teniendo en cuenta que, muchos compatriotas (incluso los cultos), se niegan hasta la fecha a reconocer que la herida aún sigue abierta, que nos la recuerdan sin nosotros animarnos a ver y reconocer el daño, año con año, con los miles de inmigrantes que año con año cruzan audazmente la frontera "al otro lado", el lado ROBADO, en busca de un futuro mejor para sí mismos y sus familias, el futuro que la corrupción de "este lado" les ha impedido alcanzar. Nos escandalizamos de las actuales tragedias xenofóbicas como el caso de las desafortunadas familias sirias; no olvidemos la imagen del pobre niñito ahogado, de las familias de inmigrantes a las que les han negado asilo en varios países europeos que han cerrado sus fronteras para ellos, pero ¿cuántos niños, mujeres, hombres y ancianos perecen de este lado del "charco" y nadie dice nada? ¿O cuántas veces no nos hemos quejado del trato nefasto dado a nuestros compatriotas no sólo por los anglos, pero también por los "mexicanos" del otro lado, pero no decimos nada del trato que aquí se les da a nuestros hermanos de raza y cultura de Centroamérica? Sin justificar tampoco, claro está, el caso de las pandillas que operan ya no sólo en esos países, sino también en México y en Estados Unidos, yendo allá con malos hábitos y regresando con peores....  Complejo el tema, definitivamente. ¿Concatenada una cosa con la otra? Sí, más de lo que muchos se imaginan.

Pero suficiente (por el momento) de estos temas. Vayamos de una buena vez al meollo del asunto, la reseña bibliográfica de este fascinante libro que constituye México Mutilado.

Desde el principio, me identifiqué con la descripción en el prólogo de lo que estaba por venir páginas más adelante:
"Hace muchos años -así comienzan los cuentos-, cuando cursaba la escuela primaria, mis maestros, esos auténticos héroes nacionales ignorados, me revelaron la existencia de un rico e inmenso territorio mexicano conocido como Tejas, así, con jota, nada de Texas, el que después nos robaron los gringos recurriendo a la diplomacia de la anexión para tratar de legalizar, ante los ojos del mundo, un robo artero e imperdonable, que mutiló a nuestro país para siempre. Ahí, en las aulas, se incubó mi rencor y creció un resentimiento que subsiste hasta hoy."

Si bien es cierto que la novela histórica no está exenta de "licencias literarias", la verdad es que hacen falta muy pocas de las mismas, ya que la crudeza de los hechos que narra la novela, página tras página, vuelve innecesarias dichas licencias: baste recordar la verdadera y sórdida historia de nuestro país, la "neta", como dirían los chavos, no la "oficial", para darse cuenta de ello. La complicidad de nuestros "funcionarios públicos" (encarnados en Santa Anna, el "quince uñas" y su camarilla de aduladores) corruptos con la rapiña anglosajona, ávida de obtener los territorios pertenecientes a México en aquel entonces, cuando nuestro país apenas contaba con 15 años de independencia y que constituye actualmente los estados de Tejas (¡la original!), California, Arizona, Nuevo México, Utah, Colorado, Nevada y parte del estado de Wyoming a como diera lugar, la vergonzosa y criminal complicidad del alto clero católico con los invasores ANGLOSAJONES y PROTESTANTES con el despojo criminal, sin que esto quiera decir que todos los católicos tuvieran la culpa sin embargo, cualquier defensa a los pocos que SÍ defendieron a la Patria en su hora más negra se ve empañada por tan artero desempeño, entre otras acciones no menos vergonzosas que harían a Hidalgo, Morelos, Matamoros, Félix Osores y Servando Teresa de Mier retorcerse en sus tumbas de coraje.

Tristemente, son los héroes anónimos, los humildes, los "poco importantes políticamente" quienes debieran ser los más recordados, los más venerados en el inconsciente colectivo de nuestro pueblo mexicano, pero la constante negativa de nuestras "autoridades" a que el pueblo se eduque y el patético conformismo de la psique que constituye el grueso de nuestro pueblo, dificultan una buena memoria histórica y peor aún, la aplicación de dicha memoria para no cometer los innumerables e innombrables errores cometidos una y otra vez en el pasado de nuestra historia e incluso, en nuestro presente... El eterno problema de la escasez, de la falta de nuestra memoria histórica, el no reconocer el problema y menos hacer algo por corregirlo. Todo lo anterior, queda más claro en el siguiente párrafo, extracto de esta fabulosa novela:
"El defensor de Veracruz escribe al secretario de Guerra:
"Un puñado de valientes, descalzos y mal vestidos, pero sin más afecciones que las que inspira el verdadero patriotismo, son todos mis recursos; los elementos que pudieron cooperar a un absoluto triunfo se me han escapado mientras más afanosamente los he pedido. Entre tanto, en esa capital la discordia civil hace derramar la sangre de los que podrían verterla en defensa de la patria. Veracruz ha quedado sometida a sus propias fuerzas, como si realmente no perteneciera a la unión nacional."

¡Y nos sorprendemos de que aún existan en nuestro país escuelas marginadas en los más recónditos sitios de nuestra bella nación, que ni siquiera pizarrón tienen! Qué cosas, ¿verdad?
Y el problema persiste...

Y vuelta con los mismo: la corrupción de este lado en contubernio con la avaricia desmedida del otro lado. Ello queda patente en la novela (¡y también hasta la fecha!), en el pasaje que cito a continuación, en el banquete otorgado a los invasores nada más que en el corazón de México, en el Desierto de los Leones:
"¿Cómo agasajar a un invasor en lugar de apuñalarlo repetidas veces en la yugular?...
"¿Estoy acaso metido en un nido de traidores?, me pregunté experimentando un sabor rancio y amargo en la boca. No podía tragar ni parpadear ni hablar ni respetar lo que me decían mis sentidos. Un "ilustre" mexicano le pide a Winfield Scott, en nombre de la sociedad, que sea jefe del Estado Mexicano. Otro hace votos "por los triunfos de las armas americanas". ¿Qué significa la palabra patria para estos perfumaditos políticos, pensadores, purpurados y aristócratas que despiden un fuerte olor mefítico a caño?"

Difícil imaginar e incluso encontrar como es que, si acaso, hayan cambiado algo las cosas, a más de 168 años de la gesta de Chapultepec, pues el invasor yankee arremetió contra nuestra nación en vísperas de la conmemoración independentista, ¿más cómo celebrarla con el odioso pabellón estadounidense ondeando en Palacio Nacional, con intención de ensombrecer de ahí en adelante nuestra fiesta nacional?

Hoy día, en que su servidor comparte con ustedes estas líneas, estando a 27 de septiembre del Año del Señor, 2015 y conmemorando el primer y triste aniversario luctuoso de los 43 jóvenes promesa del futuro de la educación en México, muertos en Ayotzinapa, empañando también la que debiera ser una conmemoración patriótica por el aniversario de la Consumación de la Independencia, difícil es tener en mente ese pasado lejano cuando nuestro pasado reciente nos conmina (o debiera hacerlo) a no olvidar y sobre todo, a cumplir con nuestro deber cívico en medida congruente con nuestras exigencias pues como pueblo, tristemente tendemos a pensar que todo se nos debe dar, ¿pero qué damos a cambio como ciudadanía? Si no nos quejamos, si no actuamos, no nos quejemos.

Les anexo también en la presente entrada de mi blog esta reflexión que años atrás, antes de que supiera de la existencia de espacios como este, compartiera y publicara en mi correo electrónico con mis amigos, a raíz del estreno de la ridícula y hollywoodesca película de "El Álamo", ya saben... Mentiras piadosas de nuestros vecinitos, apoyados por los innumerables santannitas que persisten hasta hoy en nuestra Patria.

"En estos días se estrenó en nuestro país la película de "El Álamo". Al parecer, nuestros vecinos yankees pecan o de mala memoria o de ignorancia, pues pretenden (para variar) pintarse a sí mismos como pueblo predestinado, sin importar a quien tengan que hacer a un lado en el proceso llevado a cabo (maquiavélicamente) sus planes expansionistas como lo hicieron posteriormente en nuestro país. El afán patriótico y preciosista del cine gringo no hace sino describir a los angloamericanos como la salvaguarda de su pseudocultura, que encuentra su opuesto en los "bárbaros mexicanos". Cinco días antes de que se diera la batalla de El Álamo, "donde 183 patriotas texanos fueron brutalmente masacrados por el ejército del Gral. Santanna", se declaró en Washington la independencia de Texas. De los 183 "texanos", que defendieron el fatídico 6 de marzo de 1836 el fuerte (antes misión franciscana fundada por españoles) del Álamo, sólo 32 eran texanos; el resto eran filibusteros yankees. Fué sólo un pretexto gringo para posteriormente adueñarse de Texas y volverlo una estrella más en su bandera, así como de todo lo demás. > >Pero no teman, pues la película tiene final feliz ya que retrata la venganza texana de la batalla de San Jacinto, misma que se dió un mes después, donde agarraron dormido al Gral. Santanna, el cobarde jalapeño que prefirió salvar su pellejo a costa de perder frente a los yankees una enorme porción del territorio mexicano. > >La intención de este correo no es despertar odio o rencor hacia los yankees... Más bien es darnos cuenta de como sucedieron las cosas para que, el día que tengamos que acudir al llamado de la patria para salvaguarda de la misma, lo hagamos plenamente conscientes. De cualquier forma, lo estamos recuperando gracias a los paisanos que año con año, cruzan la frontera.

"Remember the Alamo? No, más bien sería: Remember the History... "

A nuestros muchachos de Ayotzinapa les dedico humildemente esta publicación. A ellos, Dios les conceda descanso y a sus familias, injustamente castigadas por los delincuentes que se hacen llamar nuestros dirigentes, el consuelo que necesitan. A ellos, nuestros jóvenes héroes.

Tonatiuh

 



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