Mil libros que leer antes de morir. Capítulo 34, "La insoportable levedad del ser".

 Mil libros que leer antes de morir.

Capítulo XXXIV, “La insoportable levedad del ser”.

“La libertad significa responsabilidad; por eso, la mayoría de los hombres le tienen tanto miedo.”

George Bernard Shaw

¿Qué es realmente la libertad?



¿Es acaso hacer lo que a uno le venga en gana? ¿Es estar solo? ¿O es que acaso se puede vivir en una libertad compartida, acompañado de su alma gemela? Pero ¿y si esa alma gemela no es más que una pretensión, un engaño de la percepción, bien sea de ese complemento o de sí mismo? Pese a todo lo anterior, no se puede vivir así nada más, andar por la vida sin más, sin recibir consecuencia por nuestras acciones; creo que ni el más recalcitrante ateo es capaz de pensar en eso, por más “descreído” que este sea.

Alguna vez oí decir que es posible compartir esa libertad, llevarla en una sana convivencia, volar juntos. Romántico idealismo, dirían algunos; el amor, pienso yo, es un bien tan escaso en esta época tan cínica y egoísta en que actualmente vivimos que, cuando uno lo encuentra, piensa una de dos cosas: o la otra persona es un cúmulo de ingenuidad o uno se ha vuelto tan desconfiado que le resulta difícil de creer por miedo a sentirse vulnerable, a ser dañado.

Y no es para menos, pues el amor es entrega total: a nivel no sólo físico, sino también espiritual y hasta intelectual. Y como en cualquier sistema, cuando uno de los engranajes falla, todo se viene abajo y se corre el riesgo de caer en la monotonía, en la rutina por mero compromiso; el amor acaba, como dice la canción.

Al menos esa es parte de la premisa que maneja nuestro autor Milan Kundera (1929-2023), y su propuesta, delineada en la novela “La insoportable levedad del ser”. Y es aquí, querido lector, donde comienza la aventura lectora con esta perenne joya de la literatura universal.

Filosofía, política, rebelión, sueños y aspiraciones truncados, drama personal e histórico y tragicomedia, así como sexo y un erotismo desenfrenado, ¡esta novela tiene de todo, absolutamente de todo!

La historia gira en torno a Tomás y Teresa, testaruda pareja que se debate entre el amor peculiar que se tienen y la lucha continua contra y con la costumbre, la costumbre de “tolerar” a ratos de manera tierna, pero más acertadamente de forma estúpida, las constantes infidelidades del protagonista masculino. Y es que aquí entra en escena como parte de esta historia de, digamos, amor, otra protagonista femenina no menos importante, que jugará un papel importante en este complicado triángulo amoroso: Sabina.

Pero aun cuando la historia en un principio gira en torno a esta dispar y multifacética terna, el contexto histórico vivido en la antigua Checoslovaquia (lugar de origen del autor de la novela), no puede ser ignorado, pues deja entrever el compromiso que Milan tiene con contar lo que sufrió su país por parte de los soviéticos tras la primavera de Praga, sucesos históricos por los que Tomás y quienes le rodean son inevitablemente afectados. Queda patente la aversión por los rusos que el autor hace notar en su relato, como se ve en uno de los capítulos del relato en los que, tras la invasión de estos al país de su protagonista, comienzan una voraz campaña de rusificación a lo largo y ancho de su nación, nombrando calles, avenidas y demás sitios públicos con personajes icónicos del imaginario e historia rusas; ya se sabe, manipulación mediática y adoctrinamiento ideológico, como cualquier imperio que eso hace: imponerse.

Más allá de los sucesos históricos sufridos en Checoslovaquia, se antoja más interesante aun conocer el drama particular acaecido en nuestros protagónicos, que pese a ser más subjetivo tanto por ser una ficción histórica como por contar diversas historias personales en este múltiple y diverso pot-pourri, se antoja infinitamente más interesante que simplemente leer el dato histórico carente de alma que sólo cuenta números, cifras y eventos cual si estos fueran distantes e intrascendentes: como si sólo se tratara de un dato más en la infinita enciclopedia histórica del colectivo humano. En pocas palabras, despojándolo de esa alma humana que nos permite empatizar con los personajes y los sucesos que afectan sus vidas y de paso, las nuestras al descubrir a lo largo de la lectura, con expectativa emocionante, qué es lo que les pasará después.

Teresa llegó a la vida de Tomás de manera súbita, entregándose en cuerpo y alma a este sin saber en un principio la clase de hombre que era; o quizá, con el paso de tiempo y al avanzar su muy peculiar y sinuosa relación, A PESAR de la forma de ser de Tomás. Una relación que más que amorosa se torna enfermiza, tóxica diríamos en este contexto moderno.

Conforme se avanza en la historia, se torna difícil empatizar con Tomás, pues es un mujeriego desenfrenado; quizá hasta el hombre más cínico tendría problema con ello o por lo menos le resultaría difícil no verse reflejado en semejante espejo delineado en este relato. Ya saben: aquel que le es “fiel a todo el género femenino”, incluyendo en su visión androcentrista a la mujer que se supone es su compañera de vida.

Sabina, por otra parte, siendo la amante de Tomás, y siendo también aparentemente el personaje hacia el cual debería el lector mostrar aversión, es otro personaje no menos complejo. Alma libre que desea alejarse de toda atadura personal y sentimental, vive una aventura con Tomás en la que ambos parecen estar de acuerdo, pues ella sabe la clase de hombre que es y él actúa en consenso con ella viviendo su nada convencional “romance”, con el estudio de Sabina por lecho y escenario de sus encuentros amorosos.

Por supuesto que Teresa no es ninguna tonta, pues sabe perfectamente que Tomás tiene no sólo una, sino varias aventuras amorosas fuera de su relación oficial. Pese a la sujeción emocional en que Tomás la tiene, Teresa es una mujer independiente, más fuerte y decidida de lo que podría esperarse, aun cuando ella no tiene una formación profesional (Tomás es médico). Sabe valerse por sus propios medios, convirtiéndose en fotógrafa y documentando la tragedia histórica que supone para su patria la invasión rusa.

Además de esto, no le cuesta ni demasiado trabajo, ni demasiado tiempo descubrir que es Sabina la amante de su hombre. De hecho, da la impresión de que entre ellas se desarrolla, al menos temporalmente, un vínculo del que ambas son conscientes, cual si se tratara de un hilo que tejiera sin saberlo Tomás. La misma Teresa llega a dar con estudio de Sabina, en donde ocurre una sesión fotográfica que, al amparo de unas copas, se torna bastante erótica. ¿Acaso hay atisbos de algo más entre estas dos mujeres? La duda queda.

Regresando a Tomás, este trabaja temporalmente fuera de su país, en Suiza, a donde (oh, ¡sorpresa!) lo sigue Sabina, en más de una forma. Pero esta cae enamorada (temporalmente) de otro hombre: Franz. La relación entre estos dos prueba ser catastrófica para un hombre que romantizaba las ideas revolucionarias en contraste con Sabina quien, viniendo de un país comunista, sabe lo diferente que es vivir una utopía idealista de vivir una realidad opresiva; Sabina termina sus días en parte como bohemia ambulante en los Estados Unidos.

Franz se antoja un adolescente que no ha terminado de crecer, que no vivió suficiente rebeldía y quien, pese a tenerlo todo en su esposa e hija, una posición acomodada, una vida aparentemente ideal, vamos, decide quemar todas sus naves y lanzarse a la aventura con Sabina, lo que no ocurre favorablemente para él, por supuesto. Después pretende subsanar su fracaso sentimental con una joven estudiante con quien mantiene una relación, pero el fantasma de Sabina y la huella que dejó impronta en su psique, no lo dejan: esa incertidumbre, esa Terra Ignota son parte de lo que compone esa insoportable levedad del ser.

Y es que esos conceptos, de pesadez y levedad, manejados en la trama de la novela de manera emocional y en los que el propio autor no oculta la influencia de pensadores y filósofos tan diversos que van desde Parménides hasta Nietzsche, son entretejidos de manera magistral en un relato que, de no ser por ello no pasarían de o ser una mera novela erótica o un simple ensayo con tintes existencialistas. Aquí, en la manera en que se relatan los vínculos de sus personajes en conjunto con lo que sucede dentro y alrededor de los mismos, es donde subyace la genialidad de esta obra de Milan Kundera.

De vuelta con Tomás, dadas sus ideas contrastantes con el régimen comunista en contubernio con los soviéticos, sus “pecados” ideológicos le alcanzan inevitablemente tras publicarse un ensayo suyo con una analogía a la tragedia de Sófocles, Edipo, con la historia de su país y de su criminal complicidad con el régimen de Moscú. De ser un notable médico, viene a convertirse en poco más que una suerte de conserje al servicio del estado (¡qué novedad, en un régimen comunista!). Y ni así deja su empedernida poligamia, por el contrario, el hecho mismo de que la población lo sabe lo convierte en un héroe en secreto a voces, lo cual prueba ser un afrodisíaco bastante conveniente para nuestro cínico protagonista, quien continúa empecinado en descubrir ese algo más en sus continuos encuentros amorosos extramaritales, claro está.

De hecho, hay uno de esos episodios eróticos con una mujer casada que requiere de sus servicios en su domicilio, servicios que muy probablemente no estaban contemplados en su contrato laboral. La descripción del encuentro es sumamente descriptiva, deliciosamente erótica; tanto que haría sonrojar desde al más “inocente” hasta el más pícaro.

Por otra parte, Teresa es víctima de un sueño recurrente en el que, junto a un grupo de mujeres desnudas en torno a una piscina, espera aprensivamente a ser ejecutada por un inmisericorde verdugo quien dispara aleatoriamente a cualquier mujer del grupo: ese verdugo es nada más y nada menos que Tomás. Sigmund Freud definitivamente se daría un festín terapéutico con semejantes imágenes.

Quizá más con el afán de experimentar lo mismo que Tomás más que vengar sus continuas infidelidades, Teresa se lanza a la aventura con un supuesto ingeniero al que conoce en un bar; todo un desastre resulta el periplo amoroso, pues queda la duda (piensa mal y acertarás) de si acaso se tratara de un montaje del gobierno orquestado para ¿acaso chantajearla, sabiendo que estaba en una relación con un hombre (Tomás) que había caído en desgracia por su publicación subversiva hacia el régimen?

Casi al final del relato aparece Simón, hijo del primer matrimonio de Tomás y le revela la importancia de que, de alguna manera, se le restablezca no su carrera y trayectoria profesionales, sino más bien su compromiso moral con la verdad, en contra del opresivo régimen comunista que aun impera en su país. Pero Tomás ya no está interesado ni en restablecer su reputación ideológica, su compromiso con la verdad, ni su otrora exitosa carrera profesional. No desea ser un mártir.

Nuestra peculiar pareja termina sus días en el campo, y aunque parece haber un acuerdo tácito de no reclamarse nada, particularmente a Tomás, se percibe ese incómodo silencio entre uno y otro, mismo que es más que roto, atenuado merced al no menos importante vínculo que supone entre ambos el no menos importante protagonista de este relato: la perrita Karenin.

Y es que el animalito representa en sí mismo una especie de vínculo peculiar para Teresa y para Tomás, similar al de un hijo, pero que en cierta forma resume para ambos la forma en que cada uno llegó a la vida del otro. No es para menos, ya que ha formado parte de sus vidas por varios años, yéndose de las mismas de la misma forma en que llegó: “llegó a nosotros con un charquito y con un charquito se fue”. El eterno retorno de acontecimientos en sus vidas resumido en la vida de Karenin, colosal resumen paródico de Nietzsche.

Y la vida, sigue su curso.

Tonatiuh

Santiago de Querétaro, Qro. México. Jueves 24 de agosto de 2023.

Bibliografía:

Milan Kundera. La insoportable levedad del ser. © 1984 by Milan Kundera. © 2014, Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V. Bajo el sello editorial TUSQUETS, M.R.

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