1,000 libros que leer antes de morir. Capítulo IX: El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo.

Si bien es cierto que todos los hombres son moldeados en su carácter y perspectiva por el tiempo, el lugar y las circunstancias en que les ha tocado nacer y vivir, también es cierto que algunos de esos hombres, poseedores de una visión que sobrepasa su campo actual, trascienden su tiempo. "Plus ça change, plus ça c'est la même chose." Mientras más cambian las cosas, más siguen igual.
Nicolo Maquiavelo vino al mundo en una época turbulenta para Europa; el oscurantismo medieval tocaba a su fin y el clasicismo grecorromano daba atisbos de resucitar para iluminar con la luz del saber, en todas las esferas de la vida pública, al aletargado viejo continente. Es en el 3 de mayo de 1469 que nace Maquiavelo, florentino de nacimiento, visionario de una Italia unida a futuro, como puede leerse entre líneas, para quien haya tenido el gusto de pasar las páginas de "El Príncipe".
Antes que hubiera una Italia, unificada como lo fue casi cuatro siglos después del nacimiento de Maquiavelo, por parte de Garibaldi, existían en la bota mediterránea ciudades-estado, que se peleaban entre sí el derecho a gobernar sobre el que alguna vez fuera el asiento de uno de los imperios más poderosos que el mundo haya conocido, el imperio romano. En ese contexto, nació, vivió y trascendió para las eras, Maquiavelo.
Oportunista para algunos, perverso para los que ignoran los aspectos más profundos de su personalidad compleja y fascinante, ateo (cosa que no era, de ello hay pruebas) para los más cínicos, Maquiavelo deslumbra con su "vis política", histórica y hasta psicológica del análisis que hace de los gobiernos de su tiempo en política, vida militar, sociedad, cultura e incluso religión, al tiempo que proyecta con sus análisis un mapa mental a futuro de lo que ha sido, es y muy posiblemente será la sociedad en términos del proceder del quehacer humano, centrado en la figura de Estado que el enfoca en su "Príncipe".
Que si dedicó el Príncipe a Lorenzo de Médicis, que si se ponía de parte de un partido o de otro, según le convenía, que si César Borgia, que si su visión respecto de la fallida perspectiva y metodología de Savonarola, que si esto, que si lo otro, que si lo de más allá... La realidad es que, en un mundo tan disperso, tan harto necesitado de una identidad propia sobre la cual unificarse como lo era la "Italia" (recordemos que aún no existía como tal) de su tiempo, que si no era más que un simple secretario ni rico, ni pobre, sino todo lo contrario, que si se le mira con malos ojos por los párvulos que le describen como un oportunista, un "esquirol" como diríamos en México, ¡puras mentiras! Era un hombre inteligente y de visión tanto trascendental para su tiempo como para la región en que nació, lo que le ganó un lugar imperecedero para el resto de los tiempos, creando asimismo la que, a ojos de su servidor, se ha convertido en "El Arte de la Guerra", a los ojos del occidental, sin ánimo de comparar con el tratado escrito siglos atrás por Sun Tzu.
Sus análisis sobre lo que un estadista debe y no debe hacer quedan muy bien ejemplificados en "El Príncipe", más aún teniendo en cuenta que el lo vivió de primera mano en la Italia de su tiempo, en la región en que vivió. Disputándose franceses, españoles y los eternamente presentes estados papales, junto con los orgullos regionalistas de las ciudades estados como Pisa, Milán, Venecia, Florencia que, en coloquial lenguaje, "ni cachaban, ni pichaban, ni dejaban batear".
Llama a mi atención el hecho de que, como dije líneas arriba, sus postulados trasciendan no sólo el tiempo y lugar en que vivió, como lo demuestran algunas de sus citas, harto relacionadas con la Historia actual (¡y no tan actual!) que se vive en nuestro país:
"...los hombres cambian con gusto de señor, creyendo mejorar; esta creencia los impulsa a tomar las armas contra él; en lo cual se engañan, pues luego la experiencia les enseña que han empeorado."
DE LOS PRINCIPADOS MIXTOS, CAPÍTULO III
Adaptarse, o morir. Aprender a priori, o sufrir a posteriori:
"...estos príncipes nuestros que ocupaban el poder desde hacía muchos años no acusen a la fortuna por haberlo perdido, sino a su ineptitud... cuando se presentaron tiempos adversos, atinaron a huir y no a defenderse, y esperaron que el pueblo, cansado de los ultrajes de los vencedores, volviese a llamarlos. Partido que es bueno cuando no hay otros; pero está muy mal dejar a los otros por ése, pues no debemos dejarnos caer por el simple hecho de creer que habrá alguien que nos recoja. Porque no lo hay; y si lo hay y acude, no es para salvación nuestra, dado que la defensa ha sido indigna y no ha dependido de nosotros."
POR QUE LOS PRÍNCIPES DE ITALIA PERDIERON SUS ESTADOS. CAPÍTULO XXIV
¡Notable similitud con los innumerables traspiés que ha tenido nuestra Patria! ¿Aún no lo creen? Un Santanna más de once veces en la presidencia de la República, vecinos rapaces y compatriotas estadistas corruptos e incompetentes. un Porfirio Díaz más de 30 años en la silla presidencial, un partido monopolizador en la política mexicana por más de 70 años en el poder... ¡Y regresando! Entre una larga lista de etcéteras, que para que les cuento...
Pero afortunadamente no todo el panorama es desconsolador, pues también reconoce las buenas acciones de los hombres de Estado (que también hemos tenido), como cuando dice:
"Nada honra tanto a un hombre que se acaba de elevar al poder como las nuevas leyes y las nuevas instituciones ideadas por él, que si están bien cimentadas y llevan algo grande en sí mismas, lo hacen digno de respeto y de admiración."
EXHORTACIÓN A LIBERAR A ITALIA DE LOS BÁRBAROS. CAPÍTULO XXVI
No esta exento de consejos para el hombre "común" este libro maravilloso, pues ésta es la clase de materia que hace importante y considerado entre los preferidos un hito literario como lo es El Príncipe. ¡Ah, de haberlo leído antes! De haberlo sabido antes... Más nunca es tarde para aprender y para enmendar, cuando existe voluntad firme, o como el propio Maquiavelo lo menciona, "el que no coloca los cimientos con anticipación, podría colocarlos luego si tiene talento".
¡Enhorabuena para el Signore Maquiavelo! Puedo decir que este libro se ha convertido ya en uno de mis favoritos. Altamente recomendable.
¡Hasta la próxima!
Tonatiuh
Bibliografía y fuentes:
- Maquiavelo, Nicolás. El Príncipe. © 1966 Editores Mexicanos Unidos.
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